He pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo; Trátame como a uno de tus jornaleros.
Luz: —Supongo que… que peque de ira, lo veo muerto, de mil maneras, muerto. Por eso anoche cuando lo apuntaba me acorde de mi papa y sentí un dolor, un fuego acá. Era odio padre, era odio. Anoche conocí ese sentimiento, yo no lo conocía padre.
Ya no soy quien era.
Juan: —Quiero que trates de dominar todo ese sentimiento de odio… Anda con dios.
Luz: —No me va a dar ninguna penitencia.
Juan: —A mi me parece que el sufrimiento que estas padeciendo es suficiente penitencia. Anda con dios Luz.
Luz: —Gracias.
Juan. Mi nombre es Juan y soy el cura de un pueblo llamado “Las Parejas”, ubicado en la provincia de santa fe.
Pasaron solo 6 meses desde que una niña de 21 años se acerco y pidió confesarse. Lo recuerdo como si fuese hoy, se sentó y me dijo:
- padre, necesito confesarme, supongo que… que peque de ira… Yo simplemente le aconseje dominar su sentimiento, le di mi bendición y la mande con dios. Me pareció demasiado sufrimiento como para encargarle una penitencia.
Ese día confesé a más personas que las que hubiese confesado en una semana entera, pero a pesar de eso no pude sacar de mi cabeza lo que esa niña me había contado. Ni siquiera yo con 33 años de vida, y mucha experiencia, tuve que pasar cosas por las que ella paso. Tuvo suerte de haber creído en dios y de haberlo amado. Días después volvió acercarse agradeciéndome, yo me negué a aceptar el agradecimiento y le propuse que se uniera a un grupo de ayuda para barrios carenciados, en el cual yo estaba al mando.
Fueron pasando las semanas y yo fui para luz algo más que el cura del pueblo, fui su amigo. Encontró en mi lo que nunca encontró en alguien. Confianza, simplemente confianza.
Lo del grupo de ayuda, fue creciendo de a poquito, y juntos fuimos reuniendo a una gran cantidad de personas del pueblo, que estuviesen dispuestos a solidarizarse con los inundados, juntamos ropa, comida, juguetes, colchones. Así los ciudadanos de “las parejas” fuimos construyendo una comunidad que vivía a la merced del prójimo.
Luz vivía cerca de la capilla, que siempre permanecía abierta. De vez en cuando pasaba a saludarme y nos quedábamos horas charlando
Si me preguntas cuando fue que me paso, no se bien el momento exacto, hay quienes dicen que el cuerpo es débil, pero yo quisiera saber… ¿y el corazón?, el corazón ¿no es débil?
Una noche de lluvia, bien tarde, antes de que yo me pudiera acostar, tocaron la puerta de la capilla. Al abrir me encontré con luz toda empapada, llorando desconsoladamente, pidiendo perdón a gritos. Yo la abrase y la invite a que pasara, ella se rehusó diciendo que no era digna de entrar a la casa de dios, yo casi obligándola le dije que se dejara de pavadas, que en la casa de dios, hasta el mas pecador esta invitado a pasar.
Una vez dentro la senté en una de las sillas de la parte de atrás de la capilla, y le alcance una toalla para que se secara, y un abrigo. Prepare un te para que se tranquilizara y me senté a su lado, ella susurro: no quiero. No quiero hablar. Quiero morirme. Yo sin decir nada la abrace, y le ofrecí mi hombro para que se apoyara. Horas llorando, hasta que se durmió. Pero solo fueron 30m que consumo el sueño, y se despertó exaltada, levanto su cabeza y al verme despierto, esperando a escucharla, solo atino a besarme. Sus labios lentamente rozaron los míos. Era una explosión de sentimientos, era una niña que pedía a gritos que la amara, que la amara con locura. Yo estaba aterrado, tenía mucho miedo, pero me deje llevar por lo que sentía un hombre enamorado. Ella comenzó a sacarme la ropa mientras besaba mi cuello, y yo hice lo mismo con ella. Fue la primera vez que hice el amor como hombre.
Siempre fui un hombre con pocos reflejos, pero esta vez no se si fue una cuestión de no tenerlos, si no de no querer tenerlos.
Si me preguntas cuando fue que me enamore, no se bien el momento exacto, hay quienes dicen que el cuerpo es débil, pero yo quisiera saber… ¿y el corazón?, el corazón ¿no es débil? El mió si lo fue. Fue mucho más débil el corazón que el cuerpo.
Pasó el tiempo y seguíamos viéndonos, era la primera vez en mi vida que no sabía que hacer, que no tenía las respuestas. ¿Debía pedir perdón, por amar? ¿Debía estar contento por lo que estaba viviendo? ¿o triste?
Luz: —Supongo que… que peque de ira, lo veo muerto, de mil maneras, muerto. Por eso anoche cuando lo apuntaba me acorde de mi papa y sentí un dolor, un fuego acá. Era odio padre, era odio. Anoche conocí ese sentimiento, yo no lo conocía padre.
Ya no soy quien era.
Juan: —Quiero que trates de dominar todo ese sentimiento de odio… Anda con dios.
Luz: —No me va a dar ninguna penitencia.
Juan: —A mi me parece que el sufrimiento que estas padeciendo es suficiente penitencia. Anda con dios Luz.
Luz: —Gracias.
Juan. Mi nombre es Juan y soy el cura de un pueblo llamado “Las Parejas”, ubicado en la provincia de santa fe.
Pasaron solo 6 meses desde que una niña de 21 años se acerco y pidió confesarse. Lo recuerdo como si fuese hoy, se sentó y me dijo:
- padre, necesito confesarme, supongo que… que peque de ira… Yo simplemente le aconseje dominar su sentimiento, le di mi bendición y la mande con dios. Me pareció demasiado sufrimiento como para encargarle una penitencia.
Ese día confesé a más personas que las que hubiese confesado en una semana entera, pero a pesar de eso no pude sacar de mi cabeza lo que esa niña me había contado. Ni siquiera yo con 33 años de vida, y mucha experiencia, tuve que pasar cosas por las que ella paso. Tuvo suerte de haber creído en dios y de haberlo amado. Días después volvió acercarse agradeciéndome, yo me negué a aceptar el agradecimiento y le propuse que se uniera a un grupo de ayuda para barrios carenciados, en el cual yo estaba al mando.
Fueron pasando las semanas y yo fui para luz algo más que el cura del pueblo, fui su amigo. Encontró en mi lo que nunca encontró en alguien. Confianza, simplemente confianza.
Lo del grupo de ayuda, fue creciendo de a poquito, y juntos fuimos reuniendo a una gran cantidad de personas del pueblo, que estuviesen dispuestos a solidarizarse con los inundados, juntamos ropa, comida, juguetes, colchones. Así los ciudadanos de “las parejas” fuimos construyendo una comunidad que vivía a la merced del prójimo.
Luz vivía cerca de la capilla, que siempre permanecía abierta. De vez en cuando pasaba a saludarme y nos quedábamos horas charlando
Si me preguntas cuando fue que me paso, no se bien el momento exacto, hay quienes dicen que el cuerpo es débil, pero yo quisiera saber… ¿y el corazón?, el corazón ¿no es débil?
Una noche de lluvia, bien tarde, antes de que yo me pudiera acostar, tocaron la puerta de la capilla. Al abrir me encontré con luz toda empapada, llorando desconsoladamente, pidiendo perdón a gritos. Yo la abrase y la invite a que pasara, ella se rehusó diciendo que no era digna de entrar a la casa de dios, yo casi obligándola le dije que se dejara de pavadas, que en la casa de dios, hasta el mas pecador esta invitado a pasar.
Una vez dentro la senté en una de las sillas de la parte de atrás de la capilla, y le alcance una toalla para que se secara, y un abrigo. Prepare un te para que se tranquilizara y me senté a su lado, ella susurro: no quiero. No quiero hablar. Quiero morirme. Yo sin decir nada la abrace, y le ofrecí mi hombro para que se apoyara. Horas llorando, hasta que se durmió. Pero solo fueron 30m que consumo el sueño, y se despertó exaltada, levanto su cabeza y al verme despierto, esperando a escucharla, solo atino a besarme. Sus labios lentamente rozaron los míos. Era una explosión de sentimientos, era una niña que pedía a gritos que la amara, que la amara con locura. Yo estaba aterrado, tenía mucho miedo, pero me deje llevar por lo que sentía un hombre enamorado. Ella comenzó a sacarme la ropa mientras besaba mi cuello, y yo hice lo mismo con ella. Fue la primera vez que hice el amor como hombre.
Siempre fui un hombre con pocos reflejos, pero esta vez no se si fue una cuestión de no tenerlos, si no de no querer tenerlos.
Si me preguntas cuando fue que me enamore, no se bien el momento exacto, hay quienes dicen que el cuerpo es débil, pero yo quisiera saber… ¿y el corazón?, el corazón ¿no es débil? El mió si lo fue. Fue mucho más débil el corazón que el cuerpo.
Pasó el tiempo y seguíamos viéndonos, era la primera vez en mi vida que no sabía que hacer, que no tenía las respuestas. ¿Debía pedir perdón, por amar? ¿Debía estar contento por lo que estaba viviendo? ¿o triste?
Poco tiempo después vino a visitarme de nuevo, me dijo que me amaba con toda su alma me dio un beso. Y me dejo una carta, quise abrirla en el momento pero no me dejo, me dijo:
- Léela cuando te sientas solo, desorientado y que no sepas que es lo que tenes que hacer.
Y se fue. Esa noche pensé en todo lo que habíamos pasado, en las cosas que ella había causado en mí, y sentí que tenía que tomar una decisión. Pase casi toda la noche del sábado pensando, y después de tomar una decisión me dedique a descansar.
El domingo bien temprano hice sonar las campanas de la capilla, para que todo el pueblo acudiera a misa. Todo el mundo estaba ahí. Todo el mundo menos ella.
Lo pensé y sabia que no tenia nada que demostrarle, que no hacia falta su presencia ahí, que no hacia falta que ella me este mirando.
En un silencio rotundo, me hicieron señas de que comenzara, y dije:
-Hoy habrá misa. Habrá celebración de que dios esta entre nosotros. Habrá celebración de que el amor esta entre nosotros. Mis padres dieron todo por mis hermanos y por mi, lucharon contra el hambre y la pobreza, pero nunca falto el amor, y eso fue lo que me hizo creer en dios, que es padre, hijo y espíritu santo, que me ha dado los mejores momentos de mi vida, me ha dado la oportunidad de devolver todo ese amor, me ha dado la vida.
Desde que he terminado el seminario he sido el cura de este pueblo, que me ha dado más de lo que me merezco, me ha dado respeto y cariño.
Y hoy celebro una misa distinta, por que no se si decir que he pecado o todo lo contrario. Pero lo que puedo decirles es que dejo la parroquia, dejo el sacerdocio, pero jamás dejare el amor de dios, y ustedes tampoco deberán hacerlo. Me enamore de una mujer hermosa, que me hizo sentir el amor, que me ha dado las ganas de seguir luchando por lo que es nuestro, por lo que queremos. No cambio el amor de dios, ni tampoco el de ustedes pero ella merece más de lo que yo le doy, y quiero dárselo. Por eso quiero presentarles al padre Lucas, el será, mi reemplazo, y yo les aseguro que es de lo mejor que hay. Pero antes de irme quiero decirles que no dejen de amar, y de luchar por lo que quiere, pero siempre respetando al de al lado. Muchas gracias por todo, y que dios los bendiga.
Luego me quite el habito enfrente de todo el pueblo y salí por la puerta de atrás a seguir empacando mis cosas.
Los rumores comenzaban a escucharse cada vez más fuertes, pero casi todo lo que se decía, era bueno, y eso me alegró por que me entendían. Y por que yo no tuve la necesidad de pedir perdón, si no de contar lo que yo estaba sintiendo.
Hoy creo que si Luz estuviese acá, todavía seguiríamos juntos.
Cuando termine de empacar, me acorde que luz no estaba ahí, y tampoco sus padres, y eso me preocupo, me desoriento, me hizo sentir solo. Y recordé que cuando sintiera eso, debía abrir la carta, así que rompí el sobre y comencé a leer
Con tan solo 21 años me hiciste sentir toda una mujer, me hiciste sentir viva cuando estaba muerta. Pero hoy me doy cuenta que yo no soy lo que vos te mereces, que fue hermoso lo que vivimos. Pero no puedo obligarte a dejar lo que vos mas amas. Por eso quiero decirte que no importa donde este, siempre sepas que yo te amo con el alma. Y que jamás te voy a olvidar por que llevo en mi el mejor regalo que pudiste haberme dado.
- Léela cuando te sientas solo, desorientado y que no sepas que es lo que tenes que hacer.
Y se fue. Esa noche pensé en todo lo que habíamos pasado, en las cosas que ella había causado en mí, y sentí que tenía que tomar una decisión. Pase casi toda la noche del sábado pensando, y después de tomar una decisión me dedique a descansar.
El domingo bien temprano hice sonar las campanas de la capilla, para que todo el pueblo acudiera a misa. Todo el mundo estaba ahí. Todo el mundo menos ella.
Lo pensé y sabia que no tenia nada que demostrarle, que no hacia falta su presencia ahí, que no hacia falta que ella me este mirando.
En un silencio rotundo, me hicieron señas de que comenzara, y dije:
-Hoy habrá misa. Habrá celebración de que dios esta entre nosotros. Habrá celebración de que el amor esta entre nosotros. Mis padres dieron todo por mis hermanos y por mi, lucharon contra el hambre y la pobreza, pero nunca falto el amor, y eso fue lo que me hizo creer en dios, que es padre, hijo y espíritu santo, que me ha dado los mejores momentos de mi vida, me ha dado la oportunidad de devolver todo ese amor, me ha dado la vida.
Desde que he terminado el seminario he sido el cura de este pueblo, que me ha dado más de lo que me merezco, me ha dado respeto y cariño.
Y hoy celebro una misa distinta, por que no se si decir que he pecado o todo lo contrario. Pero lo que puedo decirles es que dejo la parroquia, dejo el sacerdocio, pero jamás dejare el amor de dios, y ustedes tampoco deberán hacerlo. Me enamore de una mujer hermosa, que me hizo sentir el amor, que me ha dado las ganas de seguir luchando por lo que es nuestro, por lo que queremos. No cambio el amor de dios, ni tampoco el de ustedes pero ella merece más de lo que yo le doy, y quiero dárselo. Por eso quiero presentarles al padre Lucas, el será, mi reemplazo, y yo les aseguro que es de lo mejor que hay. Pero antes de irme quiero decirles que no dejen de amar, y de luchar por lo que quiere, pero siempre respetando al de al lado. Muchas gracias por todo, y que dios los bendiga.
Luego me quite el habito enfrente de todo el pueblo y salí por la puerta de atrás a seguir empacando mis cosas.
Los rumores comenzaban a escucharse cada vez más fuertes, pero casi todo lo que se decía, era bueno, y eso me alegró por que me entendían. Y por que yo no tuve la necesidad de pedir perdón, si no de contar lo que yo estaba sintiendo.
Hoy creo que si Luz estuviese acá, todavía seguiríamos juntos.
Cuando termine de empacar, me acorde que luz no estaba ahí, y tampoco sus padres, y eso me preocupo, me desoriento, me hizo sentir solo. Y recordé que cuando sintiera eso, debía abrir la carta, así que rompí el sobre y comencé a leer
Con tan solo 21 años me hiciste sentir toda una mujer, me hiciste sentir viva cuando estaba muerta. Pero hoy me doy cuenta que yo no soy lo que vos te mereces, que fue hermoso lo que vivimos. Pero no puedo obligarte a dejar lo que vos mas amas. Por eso quiero decirte que no importa donde este, siempre sepas que yo te amo con el alma. Y que jamás te voy a olvidar por que llevo en mi el mejor regalo que pudiste haberme dado.
Te amo
Luz