13/4/09

Vida Céntrica




En mi vida céntrica pude observar cosas que antes no veía, pude darme cuenta de cosas que en otro lado no podía, pude abrir los ojos y ver mas allá de lo que sucedía. Pude conocer historias, revivir momentos, entender sentimientos. Presencie cosas que llenaron mi alma de tristeza y de alegría, de impotencia y de ira. En un día pude entender tantas cosas que pensé que jamás entendería. En el colectivo vi a dos mujeres serias, bien vestidas, con sus preocupaciones, cada una en su mundo. Una de las dos se sentó al lado mió, y la otra ya venia viajando antes que yo subiera en él, esta ultima se levanto y se acerco a la que estaba sentada junto a mi y la saludo con un fuerte abrazo, estaba presenciando un reencuentro, un reencuentro de dos amigas que hace mucho no se veían, sus vidas eran diferentes, sus pensamientos ya no eran los mismos, pero los cambios no pudieron con lo que ellas habían vivido, un: que haces boluda. Demostró que seguían siendo las mismas, que nunca se había perdido aquella confianza. Comenzaron a preguntarse sobre sus vidas, una contó que le faltaba un año para terminar la carrera, que estaba trabajando, que seguía de novia, y la otra casi lo mismo, que estaba trabajando pero que había dejado de estudiar, que hacia poquito se había peleado con su pareja, pero que estaba bien, que se había mudado con la madre para puente Saavedra… a lo que la otra curiosa y temerosa pregunto, y ¿tu abuela? Y la otra contesto rápidamente, se quedo viviendo en olivos…. Y aquella muchacha curiosa suspiro aliviada acompañada de un: aaa no sabia si preguntar… recordaron momentos, personas… estaban muy contentas de haberse encontrado, luego una de las dos tenia que tomar su camino, y descender del colectivo, pero antes intercambiaron sus actuales teléfonos y terminaron el encuentro prometiendo verse… aquellas mujeres maduras, con una vida formada, se levantaron un día y emprendieron viaje hacia sus cotidianas responsabilidades, pero la vida les cambio el rumbo, y las cruzo… esas mujeres no fueron esas mujeres ese día…. Fueron aquellas niñas que compartieron una vida. Mas tarde el mismo día termine comiendo solo en un conocido lugar de comidas rápidas. En aquel restaurante donde pensaba saciar mi hambre pude vivir tan cerca un hecho que me lleno de impotencia y de ira, una mujer de apariencia desprolija, una mujer a la que le faltaba seguramente con que comer, o donde vivir, estaba sentada allí a unos pasos de mi. Pero no fue eso lo que me sorprendió, si no que al verla, al observarla pude saber que sus condiciones mentales no eran las mejores. Era una mujer, que tal vez por la falta de comida, o tal vez por algún hecho que mi persona desconoce, esa mujer era probablemente llamada “la loca”, en algún lugar. Actos irracionales que ella sola entendería, charlas solitarias, gestos incoherentes, me hicieron pensar en lo que uno tiene, y en lo que otros no. En lo afortunado que es uno al tener esas cosas que tal vez no valora a diario, pero que en una situación parecida lo valoraría más que a nada en el mundo. Me puse a pensar en lo impotente que soy, en ir caminando por la vida sabiendo que cosas como estas pasan a mí alrededor y no puedo hacer nada para cambiarlo. Me dio bronca pensar en que uno tal vez se queja de lo que tiene, si capaz otros ni tienen… unos se preguntan ¿por que a mi? Cuando uno no tiene ni idea del verdadero sufrir… mis pensamientos se llenaron de ira, tristeza… pero tuve que seguir con mi día… y preferí no darle mucha transcendencia al hecho… mas tarde después de haber saciado mi hambre, presencie el ultimo hecho a relatar, que culmino en mis ganas de escribir mis experiencias céntricas, dos abuelos, dos ancianos, de una mayoría edad que yo, paseaban alegremente por la calle Marcelo t. de alvear, frente a la facultad de ciencias sociales llena de jóvenes irresponsables e inmaduros… fue por aquella zona donde estas dos personas decidieron mostrar que el amor todavía existe… ellos con sus experiencias vividas, con una vida realizada, ellos que habían enseñado y habían aprendido, todavía mostraban sus ganas de vivir, sus ganas de darle pelea a la vida, y juntos tomados de las manos, aquellos dos ancianos me mostraron y me demostraron que el amor…. todavía existe.

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